Te he querido, también te he odiado. Llegó un momento en que no diferencié entre ellos. Y hubo momentos en que creí querer verte, hubo momentos en que desee tu cuerpo; mas creo que esos momentos no son pasados.
He tenido miedo de encontrarte en la calle, eso sí está en el pasado; pero no me importaría encontrarte en el futuro. Y es que las farolas siguen preguntándome por ti.
Aprendí a beber de otros labios, y aprendí a vivir tocando otras manos. Sigo esperando que me cuentes como es el mundo desde tu ventana y saber si todo huele igual. Y es que ya te dije una vez que sin ti los veranos son grises y los otoños, solos de violín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario