"El viaje más infinito que te puedo prometer llega sólo hasta el domingo más triste de cada mes..."

sábado, 13 de octubre de 2012

Tengo miedo

Tengo miedo a olvidarte. Tengo miedo a que tú, irremediablemente, ya me hayas olvidado. Que todo el pasado, hasta los buenos momentos, se conviertan en recuerdos no guardados, y que nunca más pueda contar en mi cabeza las veces que te hice sonreír. Tengo miedo a olvidarte, y olvidar si alguna vez, por remota que sea, tú me dijiste que me querías de forma sincera, si alguna vez paramos el tiempo, si alguna vez dejé de quererte así. Tengo mucho miedo a olvidarte. Pues no quiero olvidar que tú existes, y exististe, y que una vez no tan lejana tus ojos se fijaron en mí.

viernes, 12 de octubre de 2012

Tres escritos de mi pasado

Para retomar un poco el blog, que lleva abandonado más meses de los que jamás tuve la intención, y como no tengo mucho tiempo, ni tengo últimamente mucha inspiración, he decidido dejar tres poemas escritos hace unos años, de dudosa calidad, y que creo que no los he compartido aquí nunca. Si estoy equivocado, ¡pues qué le voy a hacer!

1º)

No me olvides, pedazo de un pasado,
recuerdo de varias despedidas,
ritmo de las noches locas,
principio de mi melancolía.

No me olvides, manantial de un sueño,
sangre de una nueva herida,
constelación de miles de estrellas,
inicio de un nuevo día.

No me olvides, deseo ardiente de felicidad,
cúmulo de desgracias y recaídas,
pintura de un cuadro que nunca tuvo inicio,
puerta de una muy posible salida.

No me olvides, abrazo de la tarde,
nostalgia del alma mía,
claridad en la penumbra,
esperanza de cada esquina.

No me olvides, aún no me olvides,
bello poema lleno de poesía;
ilusión remota de un futuro,
promesa olvidada en una espiga.

2º)

Eso eres.
Como el primer rayo de sol en mi ventana es lo que eres.
Como la estrella que cada día domina mi cielo.
Como el sonido de una sonrisa, eso eres.
Como el cajón con cerradura, pero sin llave.
Como el principio entrañable de un libro,
Eso es lo que eres.
Como el chirriar de las puertas,
Y de las ventanas, y de un lamento.
Eso eres.
Como el color que tienen los sueños.
Como el sabor que tienen los despertares,
Y la alegría a la que nos guía el destino.
Eso es lo que eres.

Eres como unos ojos, y una boca, y un pelo.
Eres como una nariz, y unas orejas, y un cuello.
Eres la mezcla perfecta de todos los elementos,
Unido a un carácter especial que te hace ser lo más bello.

Como el pequeño árbol que comienza el bosque.
Como la inspiración que llega cuando no lo esperas.
Eso eres.
Como una palabra y un verbo eres.
Como la hierba que crece bajo nuestros pies.
Eso es lo que eres.
Como el otoño bañado en nostalgia y recuerdos.
Como la facilidad con que llega el invierno.
Como un “buenas noches” navegando en el aire, eso eres.
Como el primer recuerdo que se tiene.
Como la voz que arropa al miedo por la noche.
Eso es lo que eres.
Como un sueño que no tiene final,
Y al que tampoco se le encuentra principio.
Eso eres.

Eres como unos brazos, y unas piernas, y unas caderas.
Eres como un ombligo, y unos pies, y unas manos.
Eres la mezcla perfecta de todo lo nombrado,
Unido todo a una simpatía que te hace ser perfecta.

Eso eres, el todo junto a la nada.
Como el día y la noche unidos, es lo que eres.
Como unos ojos preciosos que no se dejan de mirar.
Como una sonrisa perfecta que se quiere robar.

Eso, y no lo otro, eres.

3º)

Estas palabras y versos tendrían que ser de
rabia y descontrol de mi mente,
pero no será así esta vez.
No debería ser conmigo tan exigente
y debería de dejar de mirar el reloj
por ti.
No importa cuánto tiempo pase,
pues he aceptado que no paras la corriente.
Y ahora tengo algo en mi camino,
algo que me ha hecho pensar en la suerte.
Y ya sólo sé que fue bonito mientras duró,
aunque quisiera que fuera aún real.
Pero existe algo en mi camino,
y me ha hecho pensar que te suelte.
Y aunque la confusión pueble mi cabeza,
tus nubes desaparecen con el viento;
mientras, sigo subiendo por la pendiente.
Fuiste y serás importante en mi vida,
nadie puede quitarte de ahí.
Un día fuiste esa ilusión estridente,
y al día siguiente acabaste
como acaban todos los sueños imposibles,
con una hostia en la frente.
Y ahora debo decirte que hay algo en mi camino,
algo que ha llenado estas ganas de verte.
Tu imagen aún está en mi recuerdo,
pero ya aprendí a desquitarte de mi espera,
pues ahí sólo me alimentaba tenerte.
Y en este momento me duele escribirte,
pues tus labios saben en los míos
y mis ojos imaginan mirarte.
Mas ahora creció algo en mi camino
dispuesto a socorrerme.
Ya no abrazo la almohada
esperando sentir tu piel en ella.
Ya no sigo esperándote entre la gente.
Ya desapareciste de mi espera,
ya no vuelves a intentar moverme.
Ahora veo a lo lejos nuestro tren
que huye de esta estación en la que estoy.
Ahora no deseo olerte.
Y debo confesar que apareció algo en mi camino
que ya no me hace gritarte “vente”.
Y aunque ese algo me enseñó a no esperarte,
quizá aún siga añorándote,
e incluso es posible que un día llegue a llorarte;
pero no soy débil por ello,
pues sólo sincero el corazón este
que poseo, y que un día ganaste.
Y ahora he aprendido a decir adiós
sin mojarme las mejillas,
como hacen las personas que no tienen
nada que pueda perderse.
Y ahora hay algo en mi camino,
algo que me ha intentado llenar,
algo que intenta correrte,
algo que intenta la pagina pasar.
Mi vida se cruzó en mi camino
para intentar consigo misma acabar,
y acabó mostrándome una ilusión en el relente
que desprendía la luna al perderte por última vez.